Ak' Kin
AK’ KIN Dios del sol. Entre los mayas había un aspecto dual
del Sol: el anciano celeste asociado a Itzamná y llamado Itzamná Kinich Ahau y
por otra parte el joven sol, personificación del día (Ahau) quien cortejaba a
la luna con quien tuvo algunas aventuras. Llevaba una cerbatana por la tierra
antes de ser el Sol, el joven dios Sol suele representarse con ojos
almendrados, mientras que en su forma de anciano Itzamná Kinich Ahau (rostro
del Sol), suele representarse con sus enormes ojos cuadrados, bizcos, la nariz
muy recta y los dientes incisivos superiores limados en forma de una pequeña
"T”. En los códices se le agrega el signo Kin (sol, día) de cuatro pétalos.
Sus equivalentes en otras culturas antiguas son, Shamash, Thoth, Hermes.
"Atravesando el cielo infinito los dos cuerpos celestes
volaron. Encontraron en su camino una canoa de cedro, y en ella remaron lo más
rápido que pudieron, pero el abuelo, reventando de ira, llama a Chac, el Dios
de las tormentas, y le pidió que enviara un trueno en contra de aquellos dos
que le habían desafiado. Con la esperanza de protegerse, Ix Chel brinco al agua
y se convirtió en cangrejo, el sol la siguió convirtiéndose en tortuga. De nada
les sirvió pues el rayo encontró su blanco en Ix Chel. La diosa yacía muerta,
tendida sobre el agua que se movía lentamente."
"Alrededor de su cuerpo libélulas celestiales la homenajeaban
con sus himnos. El lamento convertido en acción, cuando las libélulas
prepararon 13 troncos huecos y durante trece días volaron sobre su cuerpo,
tantas libélulas que nadie podía ver lo que sucedía, ni siquiera el sol."
"Y en la decimotercera noche, los troncos reventaron y de los
doce primeros salieron enormes víboras celestiales, pero del decimotercero,
emergió Ix Chel, altiva, brillante. El sol se regocijo y en el acto le propuso
matrimonio, al cual Ix Chel accedió. Y una vez casados, hicieron su hogar
juntos en el cielo."
"Pero no paso mucho tiempo para que empezaran los problemas,
pues comenzaron las constantes visitas de Ak’ Kin, el hermoso hermano del sol,
quien solía visitar frecuentemente sobre todo con Ix Chel, solo para
desaparecer rápidamente cuando el sol llegaba."
"El sol enardecía de celos, acusando a Ix Chel de alentar a
su hermano, acusando a Ix Chel de sucumbir a los encantos de su hermano y
finalmente, azuzando a la Diosa Ix Chel de hacer el amor con su hermano Ak’
Kin. Y negándose a oír sus palabras, poseído por la ira de los celos, el sol
echo a la luna del cielo."