El Dios de la Lluvia, Chaac está representado en los códices
con una larga nariz y dos colmillos enrollados que le salen de la boca hacia
abajo. El adorno que lleva en la cabeza es generalmente una faja anudada y el jeroglífico
de su nombre tiene un ojo qué, en el códice Tro-Cortesiano, toma la forma de
una "T”.
Se ha sugerido que este elemento representa lagrimas que brotan del ojo, pudiendo simbolizar la lluvia y, por consiguiente, la fertilidad. Tenía gran importancia y el pueblo lo invocaba para obtener buenas cosechas. Su equivalente centro mexicano es Tláloc, Baal para los sumerios y Enlil en la mitología Nórdica.
Según los relatos, este dios moraba en las cuevas o cenotes (depresiones acuíferas muy comunes en la península), las cuales también eran la entrada al mundo inferior, creencias mayas dicen que dentro de la tierra existe otro continente.
Representado comúnmente como un hombre viejo con una apariencia que asimila a un anfibio o reptil, su característica nariz larga y curva, cargando un hacha que representa el trueno o rayo. Ha sido asociado con la rana o sapo.